El 24 de marzo de 1976 comenzaba en la Argentina una de las épocas más oscuras de nuestra historia.

Las Fuerzas Armadas en connivencia con sectores civiles, principales representantes de poderes económicos, derrocaron a un gobierno constitucional, instaurando de ese modo una dictadura cívico militar que duraría hasta 1983. En ese período más de 30000 personas fueron desparecidas, se perpetraron secuestros, torturas en centros clandestinos, apropiación de recién nacidos y exilios forzados de miles de argentinos.

Estos años estuvieron signados por la constante violación de Derechos Humanos, crímenes de Lesa Humanidad y un terrorismo de Estado que se inscribía en un plan mayor, el Plan Cóndor, que ya operaba en Latinoamérica y que era la coordinación entre las distintas dictaduras que se habían instaurado por ejemplo en Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay.

En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y Justicia pretendemos mostrar nuestro respeto a todas las familias víctimas de las desapariciones forzadas.

También destacamos el trabajo de aquellos compañeros judiciales que no sin riesgo y temor, orientaron a los familiares en su búsqueda en los oscuros tiempos en los que la solidaridad era endeble y el sistema judicial se mostraba cómplice. Y en este momento de situación mundial de excepción, llamamos a fortalecer los vínculos de solidaridad social, de la cual los trabajadores judiciales siempre hemos sido sostén.

El objetivo del golpe no sólo era un país sin industrias, manejado por el capital financiero. Era instalar el miedo, el egoísmo, el no ocuparse del otro. Quienes no temen son solidarios.

Seguir luchando por más igualdad, por los que menos tienen, sin odio pero desechando la impunidad. 

Queremos justicia, verdad y memoria.