Fue uno de los días más tristes de nuestra historia. Se fue hace 70 años una luchadora incansable, una protectora del pueblo argentino como nunca antes había tenido nuestro país.

Un pueblo entero lloró su partida. Como decimos en nuestro sindicato: ¨fue el día en que nuestra amada Evita pasó a la inmortalidad¨.

Su agonía y sufrimiento fueron largos, pero nadie la oyó quejarse, nadie la vio aflojar y en sus últimas palabras en público, pidió “cuiden al General”. Y en una de sus últimas fotos se la ve en su obligado reposo votando en esas primeras elecciones en las que participaron las mujeres, logro que ella misma había conseguido con su incansable lucha.

Desde el Sindicato de Trabajadores Judiciales de Santa Fe la recordamos como la abanderada de los humildes, como una luchadora hasta su último aliento y como inspiradora de un movimiento humano inigualable que aún hoy nos guía y nos motiva.

Su vida, su entrega y su lucha son ejemplos vivos de una persona que supo reconocer en las necesidades del otro la propia necesidad; en el reconocimiento del otro, la propia esencia y que hizo de ese compromiso el sentido de ser de su vida.