Entre otras acepciones, es posible definir al trabajo como la tarea consciente mediante la cual se aplica energía sobre la naturaleza para transformarla en algo útil o productivo. Consecuentemente con ello, todas las personas -hombres y mujeres- que intervienen en este proceso se convierten en trabajadores y trabajadoras.

A partir de ello, durante la jornada de hoy a lo largo y ancho del mundo -a excepción de Estados Unidos y Canadá- las personas se funden en abrazos, saludos y festejos por el Día del Trabajador.

Siguiendo esta línea, podríamos saludar sin distinciones a todos quienes desarrollan un trabajo: empleados y jefes de algún tipo, luchadores y rompe-huelgas, sensibles e indiferentes, solidarios y de los otros.

Y desde el Sindicato de Trabajadores Judiciales de la provincia de Santa Fe queremos celebrar este día junto a quienes, invadidos de la identidad de clase, se reconocen luchadores, indomables, rebeldes y revolucionarios. Esos quienes, siguiendo las palabras de Bertolt Brecht, son los verdaderos indispensables de la historia.

En tal sentido, los saludamos en este día tan especial y los invitamos a continuar por el camino digno del trabajo. También aprovechamos la oportunidad para expresar nuestro compromiso de lucha con el fin de mantener nuestros derechos laborales como Trabajadores del Poder Judicial, recordando que el Día Internacional del Trabajo es la fiesta del movimiento obrero mundial. Desde su establecimiento en todos los países por acuerdo del Congreso Obrero Socialista, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago, quienes fueron ajusticiados por su participación en las jornadas de lucha por el cumplimiento de la jornada laboral de ocho horas -que entonces era de diez horas diarias o más-.

En julio de 1889, la Segunda Internacional instituye el «Día Internacional del Trabajador» para perpetuar la memoria de los «Mártires de Chicago».

La reivindicación emprendida por los obreros norteamericanos es inmediatamente adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en símbolo de fraternidad de la clase obrera a nivel internacional.

Hoy la clase obrera llega al 1° de mayo como protagonista de las inmensas luchas que recorren nuestro país y el mundo por evitar pagar el costo de estas crisis de los sistemas políticos-económicos.

Finalmente, durante esta jornada queremos reconocer a los trabajadores -empleados, desempleados y jubilados- que se expresan, que se rebelan contra las injusticias, que construyen su realidad junto a otros y que no se conforman simplemente con trabajar, sino que hacen de su trabajo la tarea cotidiana de transformar su entorno y transformarse en agentes de cambio.

A esos, los indispensables, ¡salud!

¡Sigamos adelante, y juntos, que es la fuerza que no une!