Cómodo en casa y tomando unos mates, pero es 2 de abril y me estalla la memoria. Recuerdo verlos por televisión, agazapados entre las rocas, frente a la inmensidad del Mar Argentino. Estaban en una lucha que era desigual, pero era también nuestra lucha. Si, nuestra, no estábamos ahí, pero no dejamos de pensarlos, de seguirlos en cada noticia y hoy los recordamos.

Eran jóvenes y argentinos, como yo, como vos, como todo un pueblo, que sabe de desigualdades, de lucha y de coraje. Los otros venían con la última tecnología, con sus grandes barcos, aviones y helicópteros de última generación. Venían insuperables. Por eso su nave insignia era un portaaviones, “EL INVENCIBLE”. Y por primera vez se pidieron voluntarios.

Ureta y Vázquez se presentaron como voluntarios. Se les concedió el derecho de elegir a los pilotos. Vázquez eligió a Castillo, y Ureta, a mí. Un problema: teníamos sólo cinco Exocet para toda la guerra. Dos fueron lanzados sobre la fragata Sheffield, dos sobre el mercante Atlantic Conveyor… y el Invencible no podía ser hundido ni quedar fuera de servicio con menos poder de fuego» Gerardo Guillermo Issac dijo: “Hicimos un enorme rodeo en forma de arco. Algo que el enemigo no podía imaginar… La operación empezó pasado el mediodía del 30 de mayo. Silencio en los pilotos y vuelo rasante: tan alto como para no tocar el agua, y tan bajo para no ser presa del radar enemigo…» En la heroica misión murieron dos de los seis pilotos que atacaron al buque insignia de la Armada británica: Vázquez y Castillo. La urgencia de Inglaterra por desmentir los daños fue la mayor verificación de que el gigante estaba herido y en retirada.

Hoy nos toca decir igual que entonces y de mil formas distintas, como pueblo que busca su destino y no olvida a sus héroes que LAS MALVINAS SON ARGENTINAS y que en este camino que hacemos juntos sabemos en nuestro corazón que un pueblo unido y solidario logra que NADA SEA INVENCIBLE.