Desde el Sindicato de Trabajadores Judiciales, recordamos el 9 de julio, el acontecimiento más relevante de la Historia Argentina, como lo es la Declaración de la Independencia.
Los hombres que nos declararon independientes en la humilde cuna de Tucumán tuvieron un propósito claro que determinó el nacimiento oficial de la Argentina.
La Declaración de la Independencia, además de ser un hecho histórico y esencial de nuestro país, es un proceso permanente que necesita de nuestra fuerza de espíritu, y al que hay que ir conquistando y manteniendo constantemente, como individuos y como pueblo.
Con coraje y decisión aquellos próceres de 1816 sortearon los obstáculos y allanaron los caminos para lograr tan noble empresa, pero si miramos a nuestro alrededor, en la sociedad 204 años después, sigue habiendo cadenas de las que debemos liberarnos: la ambición desmedida, el “no te metas”, la injusticia, el egoísmo, la mentira, la corrupción…
En estos tiempos, en los que los conceptos de «libertad», y de «independencia» se ven permanentemente avasallados, desde cada rincón de nuestra patria y desde cada lugar que ocupemos en la comunidad, debemos luchar con perseverancia para cambiar esa realidad, propendiendo y fomentando las actitudes justas, la igualdad de derechos y la valoración del trabajo y la producción individual o colectiva, como único medio para dignificarnos definitivamente como argentinos.
Desde el Gremio, estamos convencidos que ningún país puede ir hacia adelante si no es por la fuerza del espíritu que lo alienta, si no es por la puesta en práctica de los ideales que inspiraron a estos hombres de 1816, conservando la fe en el porvenir aun en tiempos difíciles.
A más de 200 años de la Declaración de la Independencia, recordemos a quienes hicieron posible este hecho tan trascendente, y trabajemos para declararnos independientes de todo aquello que no nos hace crecer y desarrollarnos como personas de bien, para lograr así un país solidario y justo; libre e independiente.